Analizaré brevemente algunos puntos que toca Headrick (1979) sobre los medios tecnológicos como motivos de expansión del imperio. Su artículo discute cómo varios países europeos iniciaron su proceso de expansión colonial en el siglo XIX, principalmente en África y Asia gracias a los medios tecnológicos.
El artículo menciona que existieron principalmente dos motivos de expansión, el económico y el político. Este último se expone como una relación con el nacionalismo, el cual Headrick los canaliza de tal forma, que nos hace ver entre líneas en su artículo que la búsqueda del engrandecimiento de la nación no lleva un gran destino.
Sin embargo aún existe el debate de si el imperialismo se logró principalmente por los motivos políticos y económicos a través de los medios tecnológicos para conseguir esos fines. Por lo tanto una de las preguntas principales que deja ver el artículo es si existe alguna relación entre los motivos como es la expansión del imperio y los medios tecnológicos.
Existen diferentes puntos de vista alrededor de este tipo de relación. Algunos historiadores no lo niegan, como Rondo Cameron en su artículo sobre “Imperialismo y tecnología”, quien nos menciona que el crecimiento en tecnología fue un factor determinante en la forma en cómo se conducía el imperio, ya que para poder penetrar y someter a las colonias se necesitó de una tecnología que equipara a las fuerzas militares para la conquista de los nuevos territorios.
Otros historiadores opinan que no se puede considerar el progreso tecnológico en esta época como un factor indispensable de expansión ya que no se han encontrado relaciones causales directas entre esas innovaciones e imperialismo. Más bien los cambios tecnológicos se asocian en este periodo en lo que llamamos revolución industrial que está más relacionado con los cambios en la economía y con el desarrollo de los líderes de las industrias comerciales en las sociedades europeas.
El dilema principal del porqué no se asocia directamente tecnología e imperio radica principalmente en la dificultad diferenciar las causas y los medios. Hoy en día los historiadores explican al imperialismo cómo una causa o la suma de los medio, donde a cada una se le asigna un peso en la historia, el problema reside en que si reducimos la importancia de alguna causa o motivo se genera un conflicto de interpretación en otros factores.
Headrick aplica para solventar este peso entre motivos y medios un modelo de causalidad, en el cual los medios tecnológicos son tan indispensables como los motivos, por lo tanto la presencia de una nueva tecnología o medio puede desencadenar un motivo para un fin deseado.
Esto quiere decir que el desarrollo de la tecnología puede producir los motivos por lo que se producen cambios sociales en el trascurso de la historia y se consideraría como un factor determinante de progreso y desarrollo social. Esta teoría es llamada determinismo tecnológico.
Smith y Marx (1996) en su libro Historia y determinismo tecnológico nos mencionan que este concepto no solamente se refiere a la tecnología como un agente de cambio casi autónomo, más bien el concepto adquiere otros matices en la que el concepto puede ocupar varios lugares que va desde atribuir a la tecnología la característica de causal o concebida per se cómo el agente causal histórico situado en una matriz social, económica, política y cultural mucho más variada y compleja.
Los autores de este libro mencionan que la gente parece sumamente dispuesta a creer que las innovaciones tecnológicas plasman el futuro de la humanidad pero no se dan cuenta que la elección tecnológica puede ser una expresión de libertad o de necesidad.
El punto central de este trabajo puede incluirse en esta definición de Smith y Marx (1996) donde el determinismo tecnológico en un primer sentido afirma que la tecnología determina unidireccionalmente los restantes aspectos de la realidad social, o en este caso la estructura geográfica y social del imperio.
Si tomamos en cuenta la hipótesis de Headrick, la creación de los medios tecnológicos fue un factor decisivo en la forma en cómo se penetraba y se sometía a las colonias y sin estos, los motivos de expansión no pudieron llevarse a cabo. Siguiendo con esta tesis, encontramos tres tecnologías fundamentales para tales fines, la primera fue la construcción de barcos de vapor construidos de acero que lograron penetrar en las colonias, gracias a que se minimizaron las problemáticas existentes con barcos de madera como los desgates, las maniobras en ríos y la vulnerabilidad en la guerra.
Sin embargo los grandes barcos de vapor con armamentos especializados no podían evitar la muerte de sus navegantes en zonas como las de África, sitio inaccesible por las enfermedades que producían a los soldados del imperio. La malaria, enfermedad que ocasionaba la muerte en África evito llevar cabo los motivos económicos y filantrópicos del imperio hacia esta región. Por lo tanto se empezaron a producir los medios con los cuales controlar la enfermedad, mediante investigaciones e experimentos quienes consiguen descubrir el plasmodium de la malaria en 1880 lo que permitió estudiarla y relacionarla con el vector principal el mosquito anófeles. Una solución contra la malaria fue realizar métodos preventivos con quinina, principalmente con el alcaloide quinina, que permitió la sobrevivencia de las expediciones y abrió las puertas para la invasión Europea en África.
Otra tecnología que ayudó en la conquista de territorios fue la creación de armamentos. La creación de armas ayudó a mejorar las tácticas de la guerra en el imperio y fue tan importante y exitosa esta tecnología que el siglo XIX fue un periodo en la historia donde se produce un dramático desarrollo de armas en términos de efectividad.
La tecnología en armas permitió a los artilleros mejorar el disparo a sus objetivos y mejorar los tiempos de ejecución. Además de imponer una hegemonía en sitios donde las armas eran prácticamente construcciones artesanales de bajo impacto y cuyo alcance era limitado.
Como conclusión del artículo podemos decir que se dio por hecho que el uso de las armas como elemento de superioridad y se atribuyeron los éxitos principalmente al valor, coraje y virtudes morales de los solados y no al hecho que los cambios tecnológicos ayudaron a la construcción de esta superioridad.
La relación tecnología e imperio es difusa ya que muchos historiadores consideran que este relación solo se utilizó en las guerras de las colonias teniendo poco impacto en occidente. Los motivos y los medios no fueron rivales pero fueron congruentes con las causas del nuevo imperialismo y están relacionados entre sí pero no de una forma determinista unidireccional.
La hipótesis que propone el autor es que las innovaciones que fueron desarrolladas en el siglo XIX tuvieron una motivación en la conquista, es un poco incongruente, ya que estudios muestran que no fueron los nuevos instrumentos. por ejemplo de navegación la causa principal de la colonización del mundo por parte de Europa; por el contrario, los viajes oceánicos y transoceánicos se afrontaron en respuesta a la necesidad de contar con materias primas a bajo costo que urgía a las potencias de la época, y ello operó presionando hacia el desarrollo de nuevos instrumentos de navegación e incluso hacia la adaptación de instrumentos.
En algunos momentos históricos la presión socioeconómica en una dirección particular del avance tecnológico fue tan fuerte que permitió la producción de artefactos, incluso a gran escala, careciéndose de un respaldo teórico-científico.
Desde otra perspectiva, no es la tecnología la que impone un particular orden socioeconómico y político sino la estructura de una sociedad la que privilegia ciertas formas de manifestación tecnológica frente a otras.
Antes de cerrar con esta idea, creo que es importante realizar un breve recorrido historiográfico que nos proporcione enfoques distintos a los presentados por el autor. Por ejemplo, en la década de los ochenta y principios de los noventa se fomentó la idea que la ciencia tenía un inmenso poder para ejercer el control sobre las colonias y expandir sus imperios. Existen otros trabajos que ponen en valor los conocimientos y saberes locales, es decir desde los centros y las periferias a diferencia de los trabajos clásicos que solamente ponen de manifiesto los centros o las metrópolis. Ejemplo de ello son los trabajos de James Clifford (1997) quien estudio las dinámicas del trabajo de campos etnográficos. Los estudios académicos tendían a asumir que era el colonizador el que cambiaba a través de su experiencia viajera y que el colonizado era un sujeto estático sin embargo hay que entender que esto no es así existe una dinámica de saberes locales.
Frederick Cooper y la antropóloga Ann Laura Stoler (1997), proponen una oposición a la idea de que Europa era una unidad coherente y estática cuando se desplazó hacia África o Asia para desarrollar su empresa colonizadora, una variedad de estudios de caso demostraron que los imperios debían ser estudiados en un contexto dinámico y de cambio contante.
El trabajo de David Arnold o Gyan Prakash (1993) es un buen ejemplo de esta corriente. Sus estudios sobre la ciencia y la medicina colonial en la India analizaron en un mismo plano tanto las nociones científicas británicas como el conocimiento indio. Para ambos autores, la importancia que la ciencia occidental ganó finalmente en la India respondió más al contexto colonial y las cambiantes condiciones locales, que a una inherente superioridad en su forma de comprender el mundo.
A pesar que este breve ensayo no es un análisis historiográfico vale la pena citar estos ejemplos para comprender la visión que tuvo Headrick sobre los motivos de colonización y desarrollo de tecnologías en este artículo, escrito en 1979.